Pequeño bastardo es un relato que crece de manera metastásica a partir de sus personajes principales, Charly y Sybila, para incluir relatos de numerosos personajes secundarios, al parecer intrascendentes: el de Pujarraco, un niño de la calle que se convertirá en líder de una barra brava; el del policía encargado de reprimir las huelgas de los maestros; el de una
joven cuyo padre siempre la ha relegado por «bastarda»; el de un cura abusador que recibe su merecido.
Pequeño bastardo es, simultáneamente, una novela política documental; un relato pop decadente y superficial; una memoria mutilada sobre la migración, la guerra, el desamor y la infancia; un cúmulo de textos que combinan tragedia y humor, compromiso y desengaño, idealismo y cinismo.
Pequeño bastardo es, qué duda cabe, la novela monstruo de Richard Parra que estábamos esperando. Y es que, como ha escrito Antonio Muñoz Molina: «Richard Parra tiene el don de los grandes narradores quienes imaginan el mundo tal como es. En esta época de tanto ensimismamiento literario, una escritura narrativa como la suya es sorprendente y admirable».