La naturalidad televisiva se lo ha devorado todo. ¿Qué hará el actor con lo que la televisión ha hecho de él? ¿Hace falta actualizar la reflexión teórica sobre la técnica interpretativa? ¿Es posible recuperar la esencia que los medios tecnológicos han conseguido anular? ¿Por qué se pretende que la actuación sea una mera copia de lo real? ¿Es posible superar la cárcel de las tradiciones y la condena de la metodología americana basada en la copia de la vida? ¿Podemos concebir la técnica como construcción de algo que no es ni calco, ni forma preconcebida, ni algo existente antes de que el actor lo construya?
Los encuadres teóricos que propongo aquí sirven para comprender los principios técnicos de una pedagogía que mira a la recuperación de la esencia. En la formación del actor, defino las dificultades de articulación de cada individuo con la técnica y luego visualizo los diferentes momentos que intervienen en el proceso de elaboración de un personaje. Abordo los problemas que propone el trabajo sobre cada texto con el fin de entender la singularidad de estos procesos.
Tanto en escenas naturalistas o realistas, como en las escenas del llamado teatro clásico, es fundamental subrayar el equilibrio entre vivencia y signo escénico, e integrar la cuestión de la palabra-cuerpo. Teatro es lo que ocurre. El actor no debe aprender una técnica interpretativa para tener razón, sino para poder crear sin traicionarse.