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Antropología CRIP : Cuerpo, discapacidad, cuidado e interdependencia

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Comenzamos a dar cuenta de sí mismos en virtud de nuestra inevitable relación con los otros; esto significa que la escena de interpelación es un acto que entraña la postulación de un sujeto que no es autofundante sino constituido en un marco normativo de dependencia que hace posible la aparición de un encuentro entre el otro y yo.

Dadas las circunstancias, el texto plantea como discusión central la experiencia de cuidadores de personas con síndrome de Down con la finalidad de desvelar la formación corporal de un sujeto cuidador que se enfrenta a un marco normativo de dependencia asediado por la regulación de género, la heteronormatividad y la integridad corporal

obligatoria. Por así decirlo, el cuidado condensa la corporeización de un sujeto que se enfrenta a circunstancias que van más allá del propio control, ese "se enfrenta a" es una modalidad que, dirá Judith Butler, define la afectividad del cuerpo. Enfrentarse a la alteridad relacional es, en este singular episodio del síndrome de Down, lo que anima la capacidad de respuesta en un collage de afectos: sufrimiento, amor, esperanza, enojo, felicidad, desconsuelo y orgullo.

Los afectos son el hilo conductor de una realidad empírica que confiesa que el gesto de cuidar en la discapacidad no es un acto espontáneo sino ante todo la consecuencia de cierto campo de inteligibilidad que enmarca la experiencia de cuidadores a una relación de subordinación, por ende, cuestionar el contexto de estratificación social (heterosexismo/capacitismo) crea una oportunidad para que la vulnerabilidad del cuerpo se piense más allá de una serie de desigualdades y violencias, permitiendo asumir la

responsabilidad de sabernos interdependientes y, en consecuencia, responder a la demanda de una discapacidad que nos brinda la posibilidad de actuar contra las normas corporales que trazan el vínculo jerarquizado en la diada cuidado – dependencia.