Al igual que Sísifo, el discurso crítico está agotado de repetir un frustrante y estéril ejercicio: si aquel tenía que subir una enorme roca hasta lo alto de una montaña para, una vez coronada, ver cómo se deslizaba pendiente abajo, la crítica tiene que hacer rodar unos pseudoconceptos producto de la ideología económica y política dominante para que, aun pretendiendo cuestionarlo todo, al final nada cambie. «Producción», «medio ambiente», «desarrollo sostenible», «lucha contra el cambio climático», «neoliberalismo», «poscapitalismo» o «fundamentalismo de mercado» son solo ejemplos de términos fetiche a la moda con los que la crítica se lastra, desviando la atención de los auténticos problemas y responsables de la situación actual.
En La crítica agotada, José Manuel Naredo no solo muestra la opacidad y lo vacío de estos «no-conceptos» y de dónde surgen, sino que además despliega toda la potencia del genuino pensamiento crítico cuando trasciende esos «puntos ciegos». Solo con ese cambio de perspectiva, solo pensando fuera de los márgenes delimitados por el sentido común dictado por la ideología económica dominante, podremos construir un nuevo paradigma civilizatorio que emancipe a seres humanos y devuelva la dignidad a la naturaleza.