En La lozana andaluza Francisco Delicado describe la vida de los bajos fondos de Roma durante el primer tercio del siglo XVI. Su relato pone atenciĂłn especial a la comunidad de judĂos españoles que se trasladaron progresivamente a Roma luego de la instauraciĂłn del Santo Oficio en España, en 1481.
Se trata de un relato libertino, pues parte de las propias experiencias del autor en los barrios prostibularios de Roma. Sin embargo, las alusiones sexuales son metĂĄforas de enorme fuerza expresiva:
«¥Por mi vida, que tan bien batĂs vos el hierro como aquel herrero! ÂĄA tiempo y fuerte, que es acero! Mi vida, ya no mĂĄs, que basta hasta otro dĂa, que yo no puedo mantener la tela, y lo demĂĄs serĂa gastar lo bueno. DormĂ, que almorzar quiero en levantĂĄndome.»
La lozana andaluza fue descubierta en el siglo XIX en la Biblioteca Imperial de Viena. En la ediciĂłn no constaban ni el autor ni el impresor, por lo que durante cierto tiempo se considerĂł anĂłnima. Resulta irĂłnico que sea en nuestros tiempos un texto clĂĄsico mientras que la obra de carĂĄcter cientĂfico de Francisco Delicado hoy apenas despierta interĂ©s.
Esta obra estå considerada como parte de la tradición de La Celestina (escrita unos treinta años antes por Fernando de Rojas). Comparten ambas la estructura dialogada, el tema tratado y el enfoque picaresco propio de este género. Cabe hacer también énfasis, en las frecuentes menciones que, de la obra de Rojas se hacen en La Lozana a lo largo del relato.
Marcelino MenĂ©ndez y Pelayo incluye La lozana andaluza en sus OrĂgenes de la novela y allĂ escribiĂł:
«No es comedia, ni novela tampoco, sino un retablo mås bien cinematógrafo de figurillas obscenas, que pasan haciendo muecas y cabriolas, en diålogos incoherentes. En rigor, puede decirse que la Lozana no estå escrita, sino hablada, y esto es lo que da tan singular color a su estilo y constituye su verdadera originalidad.»