Alarmada por el grado en que el estudio de las humanidades está siendo abandonado -en todos los niveles de la escolaridad y en todos los países del mundo- en beneficio de aprendizajes más directamente vinculados con las actividades económicas, en esta breve y apasionada obra la autora hace un alegato en favor de las artes liberales. -Más un manifiesto que un estudio empírico-, como ella misma afirma; muestra que cuando se promueven las habilidades técnicas en desmedro del estudio de las humanidades se dota a los estudiantes de herramientas útiles para el desarrollo económico pero se los priva de las habilidades necesarias para el ejercicio del pensamiento crítico.