Un día de mucho frío en Jerusalén, Cantaclaro y sus amigos periodistas relatan una buena noticia: una caravana está llegando a Belén y en ella viene una mujer embarazada con ojos que parecen acariciar el corazón.
En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue (Lc 2, 1-20).