Arthur Conan Doyle supo plasmar el pragmatismo y la lógica de Sherlock Holmes y combinarlo con el escepticismo de John Watson, un hombre más bien ordinario, para dar lugar a una de las mejores combinaciones en cuanto a psicología de personajes se refiere. Pero no fue solo eso lo que hizo de la saga uno de los clásicos policiales más leídos en la época. Arthur también se esmeró en la complejidad de cada novela, hilando varios sucesos aparentemente distintos en una única conclusión y dejando al lector atónito ante la solución del caso que él mismo había intentado descifrar.

Resumen:

Un cadáver hallado en extrañas circunstancias en una casa deshabitada provoca que los agentes de policía de Scotland Yard se pierdan en divagaciones equivocadas. Y, por si fuera poco, un nuevo asesinato parece complicar aún más la historia. Para resolver el misterio, habría que remontarse en el tiempo a otros asesinatos ocurridos hace 30 años en la ciudad mormona de Salt Lake City...

Sólo Sherlock Holmes, gracias a sus implacables poderes deductivos y forenses, será capaz de solventar el crimen.