Corren tiempos de dispersión en los que es muy necesario escucharnos. Sentirse escuchado significa conectar
con otras personas casi íntimamente; supone crear vínculos. Ser un buen oyente, nos dice Plutarco, es un arte
que todos deberíamos aprender. Saber escuchar es tan importante como saber hablar bien. El placer que se
alcanza al escuchar a otra persona depende tanto de quien habla como de quien escucha. Hoy día proliferan
manuales, cursos y consejos para hablar en público, ser elocuentes, convencer a los demás o impresionarlos
con nuestros discursos. Pero Plutarco nos revela que más importante que saber hablar, es saber escuchar.
En un tiempo de ruido constante, de palabras que se lanzan como dardos contra los que no piensan como
nosotros, la educación a través de la palabra es todavía una actividad tan necesaria como lo era en tiempos
de Plutarco. Con su manera de escribir y educar siempre amena, con esa sabia erudición que nos sorprende
y deleita en cada párrafo, Plutarco ofrece en este breve pero intenso tratado las claves para una escucha
inteligente. Una edición enriquecida con el sugerente ensayo «El arte de escuchar… a los demás» de Daniel
Tubau, que recoge la visión de los clásicos sobre la escucha. «Por eso, es preciso escuchar benévola e
indulgentemente al que habla, como si a uno lo hubieran invitado a un banquete sagrado…»