Este ensayo conforma el Ășltimo capĂtulo de la obra Escribir ficciĂłn que la prolĂfica escritora estadounidense Edith Wharton publicĂł en entregas en 1925 y en la que ofrece comentarios generales sobre las raĂces de la ficciĂłn moderna, las mĂșltiples formas en las que se puede escribir una obra de ficciĂłn y el desarrollo de la forma y el estilo. ContemporĂĄnea del autor de En busca del tiempo perdido, quedĂł impresionada por la forma en que Proust manipula tiempos y espacios en su novelĂstica: lo llama un "dador de vida", quien a travĂ©s de los recuerdos aletargados de un niño que reconstruyen la visita de un viejo amigo a casa de sus padres, logra darnos la sensaciĂłn -el efecto- de las pisadas del destino. Para Wharton no hay nada superfluo en Proust. Todo ese rumiar del narrador, ese fervor al detalle, hacen de En busca del tiempo perdido un anĂĄlisis inigualable y nunca superado de la "semiconciencia, las oscuras asociaciones del pensamiento y las viscosas fluctuaciones del humor".