Con un epĂgrafe de SĂ”ren Kierkegaard inicia Curtis Bauer su poemario: «El mayor de todos los peligros, perderse a sĂ mismo, puede ocurrir inadvertidamente en el mundo, como si no fuera nada». Y es que para este poeta el peligro yace en la distracciĂłn, en no darse cuenta. Por eso regresa a lo ido, a un pasado que requiere ser revisitado. AmĂ©rica, las distintas amĂ©ricas que conforman el universo de Bauer, se nos presenta en una crudeza llevada a la abstracciĂłn. MĂĄquinas, manchas de petrĂłleo, mares de tierra, salamandras, un mundo con atisbos de esperanza y su olor a jazmĂn. AquĂ hay estaciones de una edad a la que Bauer regresa y se pregunta si la belleza es, si la justicia es, si la niña es, si el amor es, y si lo que muestra es lo que nos mantiene asidos a la patria.