Se trata de una novela que mezcla, de un lado, escenas y situaciones que se han producido realmente en la vida del autor y que pertenecen a un tiempo histórico concreto y, de otro lado, situaciones imaginarias generadas por el inconsciente del autor y que suman todos aquellos fantasmas, deseos, complejos, inseguridades, sobrecompensaciones y mecanismos de defensa más o menos empleados con mayor o menor eficacia frente a la cruda realidad en la que todos nos vemos inmersos.
Se trata de una obra en dónde he pretendido plasmar dos planos, siempre existentes. Uno real y "supuestamente" objetivo (entendiendo la objetividad como lo tangible). Rememorando aquí a Descartes, podríamos decir que el mundo cartesiano es el mundo de la ciencia moderna, que elimina la cualidad y tiene en cuenta solamente lo que se puede medir. Para Descartes, la naturaleza está compuesta de puros mecanismos incluyendo al hombre, cuyas pasiones y emociones son ideas confusas y poco claras que no son reales.
El protagonista José (el propio autor) se debate entre el "pienso luego existo" de Descartes y la conocida frase de otro filósofo, también francés, Blaise Pascal que dice así: "el corazón tiene razones que la razón desconoce".
Se entremezclan o, así al menos lo he pretendido, varios planos a la vez: Lo tangible, más comúnmente aceptado como "objetivo". Lo inconsciente que, vilipendiado o no, ha subsistido y aún alentado y dado soporte no sólo al psicoanálisis como método filosófico y terapéutico, sino al arte, las ciencias ocultas y hasta nuestra manera de expresarnos cotidianamente. Lo imaginario, desde el punto de vista perceptivo, con más o menos diferencias según sea el sentido desde que se percibe (sobre ello recomiendo ver las distintas variedades diagnósticas existentes en psicopatología). Y, por último, ¡cómo no! Lo espiritual (para otros: lo parapsicológico) entendido en su doble sentido tanto platónico como basado en el alma.