Rafael Argullol y Mercedes Monmany atraviesan siglos de cultura occidental para dar con algunos de los problemas esenciales a los que se enfrentan el intelectual y el artista contemporáneos. Dialogan sobre sus responsabilidades como guías de la sociedad, sobre la dificultad de esa labor en la época de la posverdad, la pérdida de la espiritualidad y el valor de la palabra.
Exhortan a prescindir de cánones envejecidos, a renunciar a una cultura no comprometida con las generaciones venideras: piden crítica y autocrítica. Demuestran confiar en la liberación que supone el verdadero arte, el del artista siempre crítico de sí mismo, vivo y valiente, para garantizar y elevar la vida.