Kenneth es un McEntrie, pero a veces se siente como un bastardo. Es un gran jugador y nada propenso a
la ternura. A la hora de querer es más un puercoespín que un perro faldero y lo más bonito que le ha dicho
nunca a Rowena es que es una bruja.
«—Es usted estúpida —la cortó una vez agotada su paciencia—. Haga lo que le dé la gana, pero luego no
diga que no la advertí.
—¡No me hable! —exclamó furiosa golpeando el suelo con el pie—. Ni me mire cuando pase a su lado. Es
usted una persona horrible.
Se apresuró a subir a su caballo y sin decir nada más se alejó de allí al galope.
—Estúpida engreída. Bruja arrogante. ¡Maldita idiota! Ya te lo encontrarás, y yo estaré ahí para reírme.
Siguió maldiciendo entre dientes sus buenos deseos el resto del camino».
Rowena Sinclair es la hermana de Aileen y detesta profundamente al hombre que evitó que emparentasen
con los McEntrie, quitándole así la posibilidad de pertenecer a una familia que sí merecía la pena.
«—Yo solo puedo juzgar las relaciones humanas basándome en aquellas que he vivido. Veamos: tengo
desprecio, rechazo, sumisión… No, amor no tengo. —Negó con la cabeza con expresión cínica mientras miraba
de nuevo por la ventana—. Ahora en serio, disculpe el tono amargo de mi charla, será la luna que me pone
melancólica. Quiero un matrimonio en el que no haya posibilidad de acabar odiándonos o sufriendo. Por eso
no puede ser Liam Fraser, ni Caleb Anderson, Miles Robertson…
Siguió enumerando candidatos en un murmullo ininteligible y Kenneth apretó los labios, molesto. ¿Tantos
nombres había que descartar? O era muy arrogante o tenía a todo Lanerburgh haciendo cola. Sacudió la
cabeza y apartó la mirada con un repentino malhumor».
Un demonio y una bruja, ¿puede haber una combinación más explosiva?