En La pantera de Dante, la escritura poética se corresponde con la oscuridad de la selva y de la noche. En la selva, el poeta deambula perdido; en la noche, no es capaz de dormir; en el insomnio y en la errancia, habita la pantera.
En estas páginas, Vicente Robalino recorre la herida o lo que queda de ella. No se trata, sin embargo, de un libro compasivo o lastimero es, en realidad, un libro que atraviesa la hondura del hombre, la peripecia insignificante de sus días que es, a fin de cuentas, la gran aventura del animal humano.