En "Sin salida", U.G. Krishnamurti lleva aún más lejos su impetuosa crítica a todas las creencias y sistemas espirituales que pretenden ofrecer respuestas al sufrimiento humano. A través de diálogos intensos y a menudo desconcertantes, el autor despliega su visión cruda y directa, negando la existencia de cualquier método, práctica o iluminación que conduzca a la liberación. Krishnamurti insiste en que no hay camino, meta ni escape posible: el deseo mismo de transformar la propia experiencia es una trampa creada por la mente.
A lo largo del libro, el lector acompaña al protagonista —una figura lúcida y radicalmente honesta— en conversaciones donde se derriban los grandes mitos de la tradición espiritual, la psicología y la filosofía. Krishnamurti sostiene que la mente, el yo y la búsqueda de sentido son productos del condicionamiento social y cultural, y que cualquier intento por encontrar una salida perpetúa el sufrimiento y la confusión. Su mensaje, lejos de ser nihilista, apunta a la posibilidad de una vida libre de ilusiones, donde la aceptación absoluta de lo que es sustituye a la búsqueda interminable de lo que debería ser.
Las páginas de "Sin salida" están cargadas de preguntas incómodas y afirmaciones que desafían frontalmente la esperanza, la fe y la idea de progreso interior. No hay recetas ni promesas de salvación: solo el choque frontal con la realidad, tal como se presenta en cada instante. Esta obra, reconocida como un clásico dentro de la literatura filosófica contemporánea, sigue impactando a lectores que buscan una visión auténtica, despojada de consuelo, sobre la existencia y la mente humana. Su legado reside en la valentía de señalar que, en última instancia, no hay salida porque nunca hubo una entrada.